Es un artículo muy valiente. Sus autores, Annas y Crosby de la Universidad de Boston, señalan como ciertos médicos colaboraron en las torturas de la siguiente forma: monitorizando el estado de los prisioneros y valorando si eran susceptibles de seguir siendo torturados, controlando que las torturas no fueran excesivas para que se produjeran muerte ni lesiones, desarrollando nuevos métodos de torturas e incluso participando en las mismas.
A los médicos se les aseguró por parte de su gobierno, la inmunidad y se les dijo que no iban a ser perseguidos por ello, poniéndose de manifiesto de esta forma la colaboración en la operación de abogados y jueces.
El catalogo de torturas va desde la inmersión de la cabeza en agua, llegando a la práctica asfixia (se llegó a establecer una dosis de un máximo de tres ahogamientos posibles por prisionero al día) a incluso la administración de comida por vía rectal en un intento de alimentación forzada (procedimiento éste que además de suponer una humillación sexual no ha demostrado ninguna eficacia), deprivación de sueño, desnudez, insultos y otro tipo de vejaciones.
¿Por que los médicos pueden llegar a convertirse en torturadores? Inmunidad, poder, colaboración con los gobiernos. Ha habido muchos ejemplos a lo largo de la historia, médicos durante el nazismo, médicos colaboradores con las dictaduras soviética y latinoamericana.
Si alguien está enfermo o necesita ayuda recurre a un médico. Los médicos saben como curar (a veces), y sabe como utilizar sus conocimientos para hacer el bien, por lo que no es admisible que esos conocimientos se utilicen para hacer el mal.
Un experimento psicológico llevado a cabo por el Dr. Philip Zimbardo estableció que en un ambiente concreto, cualquier persona podría comportarse de forma criminal. El Dr Zimbardo distribuyó aleatoriamente a un grupo de alumnos universitarios, unos de ellos iban a ser los presos y otro grupo serían los carceleros. Se improvisó una cárcel fingida en los sotános de la universidad. A los dos días, presos y guardianes habían asumido perfectamente su rol. El Dr. Zimbardo tuvo que parar el experimento ante el riesgo de que sucedieran desgracias mayores.
Lo más sorprendente es que las imágenes tomadas durante el experimento y que demuestran la brutalidad (humillaciones, algunas de índole sexual) son exactamente iguales a las escenas tomadas en las cárceles estadounidenses dónde se llevaron a cabo las torturas. ¿Acaso los seres humanos se comportarían siempre igual en las mismas situaciones? Sorprendente.
Experimento de Zimbardo en la cárcel de Stanford |
Imagen tomada en la cárcel de Abu Grahib |
La película El experimento recoge fielmente el experimento de Zimbardo, lo sucedido en Abu Grahib, no fue un experimento.
Recomendamos encarecidamente ver esta película sobre el mismo tema: los médicos torturadores y la lucha de otros médicos contra la tortura.
Tortura de un prisionero en el campo nazi de Sachsenhausen. El médico presencia la tortura. |
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