Recientemente se ha publicado la obra de Dieter Schlesak “Capesius. El Farmacéutico de Auschwitz”. En ella a través de varios protagonistas de los hechos sucedidos en Auschwitz se hacen diferentes reflexiones sobre el papel jugado por los perpetradores.
Víctor Capesius (1907-1985) fue un farmacéutico rumano que procedía de una zona de origen alemán, ubicada en los Cárpatos. Era hijo de un médico. Tras sus estudios de Farmacia en la Universidad de Viena, cumplió su servicio militar en el ejército rumano. Durante muchos años desarrolló la labor de visitador médico y representante de diferentes laboratorios farmacéuticos, por lo que era muy conocido entre los médicos de la zona, muchos de los cuales eran de cultura alemana, como él, y judíos.
En la II Guerra Mundial fue llamado nuevamente al ejército de Rumanía y merced a su origen cultural alemán y a los acuerdos entre gobernantes rumanos y la Alemania nazi, él como otros, pasó a formar parte del ejército alemán. Se formó en Varsovia y de allí pasó al campo de Dachau dónde dirigió la farmacia.
En 1944 se hizo cargo de la farmacia del campo de Auschwitz-Birkenau. Su labor allí consistía no sólo en la organización de la misma, sino que probablemente, según Schlesak, estuvo implicado en el control, custodia o administración del Zyklon B.
Los trenes de judíos que llegaban a la rampa de Auschwitz (judenrampen) eran recibidos no sólo por médicos, sino por farmacéuticos o dentistas, cuando ya había excesivo trabajo para los médicos. Estos profesionales sanitarios, médicos, farmacéuticos y odontólogos, hacían la selección: hombres y mujeres fuertes jóvenes y sin niños, a la derecha, niños, ancianos, enfermos, u hombres más mayores, a la izquierda, hacia las cámaras de gas.
Auschwitz. Edificio dónde se encontraba el almacén del Zyklon B y de los bienes robados. |
Capesius, según se refiere en el libro, no sólo hacía una labor en el almacén de productos químicos de Auschwitz, sino que participó en las selecciones de la rampa. Aunque la selección en las rampas era una competencia de los médicos cuando el flujo de judíos europeos hacia Auschwitz era incesante, los médicos estaban sobrecargados de “trabajo” y fueron apoyados por dentistas y farmacéuticos.
En la obra, Schlesak acusa a Capesius de haber sustraído muchos objetos procedentes del expolio de los judíos (medicamentos, comida, libros) y de haberse apropiado de joyas, relojes, así como del oro procedente de las muelas de los judíos. Es llamativo, según Schlesak, la capacidad que tuvo Capesius de levantar empresas en momentos de crisis económica y de la reconstrucción alemana, lo que atribuye a los bienes que atesoraba procedentes de los judíos.
Al acabar la guerra fue detenido y pasó un año en un campo de concentración británico. Posteriormente estudió ingeniería eléctrica a Stuttgart. En 1950 abrió su propia farmacia y un salón de belleza. Fue nuevamente detenido en 1959 y juzgado en 1964 siendo condenado a 9 años de cárcel.
Entre el 20 de diciembre de 1963 y el 10 de agosto de 1965 se celebró en Frankfurt, el conocido como “segundo juicio de Auschwitz”. Allí se juzgó a 22 oficiales de segunda fila de los campos de concentración y exterminio, entre ellos a Capesius (ver video).
Los aspectos más turbadores de sus actuaciones, según el autor del libro, era cómo fue capaz de llevar a cabo las selecciones en las rampas y de enviar a las cámaras de gas no sólo a desconocidos sino a personas de su propio pueblo. A la llegada de los judíos rumanos, el les recibía, les tranquilizaba al hablar su mismo idioma y posteriormente con engaños les dirigía a las cámaras de gas.
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