Judíos, gitanos, personas con discapacidades, homosexuales son todos vistos como unos elementos capaces de hacer que degenere la raza aria.
Curiosamente hubo un pequeño grupo de personas a los que su "diferencia" les hizo sobrevivir. Nos referimos a los enanos que fueron victimas de los experimentos de Josef Mengele.
Familia Ovitz |
Cuando a partir de 1942 los nazis deciden llevar a su último término la así llamada Solución Final al Problema Judio, que no era otra cosa que el eufemismo que identificaba al exterminio masivo e industrial de los judíos, noche y dia trenes llegaban a los campos de la muerte desde todos los rincones de Europa.
Alli, en la rampa de Auschwitz, los médicos hacían la selección. Mujeres, hombres de edad avanzada, niños, o personas con aspecto no saludable eran llevadas a la cámara de gas. Hombres y mujeres jóvenes eran destinados al trabajo esclavo. Los soldados que estaban en la rampa tenían la instrucción de localizar a personas que tuvieran algún defecto o anormalidad concreta para ser utilizados en experimentos médicos. Así, recorrían los andenes gritando: ¡¡Gemelos, enanos!!. El viernes 19 de mayo de 1944 fue un día de suerte para Mengele. En el tren llegó la familia Ovitz, formada por 7 enanos que se dedicaban al mundo del espectáculo.
Ser diferentes les salvó. No podían realizar ningún trabajo, pero eran útiles para los experimentos de Mengele.
La Familia Ovitz procedia de un pueblo hungaro llamado Rozavlea (actualmente pertenece a Rumania). Eran judíos religiosos y formaban una troupe que se ganaba la vida actuando en teatros. Alcanzaron una gran fama por sus actuaciones.
Pero sufrieron lo mismo que el resto de judíos: imposibilidad de trabajar, exclusión social, ser obligados a llevar una estrella, ser confinados en un gueto (Maramures 1944) y por último el traslado a un campo de exterminio.
Los Ovitz dejando el gueto, camino a Auschwitz |
Tras su llegada a Auschwitz comenzaron a ser objeto de diferentes experimentos: inyecciones de sustancias en los ojos que les dejaban temporalmente ciegos, extracciones de sangre que les debilitaban, administración intravenosa de sustancias desconocidas, mediciones, radiografías, arrancamiento de pestañas, cejas....
Perla Ovitz nos dice:
“Cada pocos días los médicos nos sacaban sangre. Desde la noche antes no
podíamos comer. Era una jeringa muy grande, y era enorme la cantidad de sangre
que nos sacaban. Nos quedábamos exhaustos porque ya estábamos muy débiles y
hambrientos. Eso no detenía a Mengele. Él
tenía que acostarnos y cuando nos recobrábamos nos sacaban sangre otra vez. Los
médicos y las enfermeras eran también prisioneros y no intentaban evitarnos el
dolor. Nos pinchaban sin cuidado. A menudo nos sentíamos mareados y vomitábamos
mucho. Cuando volvimos al barracón nos derrumbábamos en las literas pero antes
de recuperarnos nuevamente éramos llamados para una nueva extracción.
El Dr. Mengele nunca nos pegaba, chillaba o insultaba. Todos sabíamos que
él era despiadado y capaz de los comportamientos más sádicos…Pero a pesar de
todo cuando iba a nuestra habitación cambiaba de conducta, se calmaba llegando
a ser una persona amable. Cuando estaba de buen humor la gente decía: va a ver
a los enanos…Era una bestia amable. Nosotros siempre nos preguntábamos como un
hombre como él podía haber llegado a ser un nazi… A menudo decía: con vosotros
tengo trabajo para 20 años.
No sé qué experimentos médicos concretos hicieron con nosotros…A menudo nos
ponían unas gotas en los ojos que nos dejaba ciegos casi todo el día. Nos
ponían inyecciones en los oídos y en casi todos los órganos…”
Petición de análisis de sangre de los hermanos Ovitz firmada por Mengele |
Llegaron incluso a ser expuestos desnudos y se les filmó delante de todos lo oficiales nazis con motivo de una celebración.
Mengele para ellos era una figura contradictoria. Conocían y eran víctimas de su perversidad, pero a la vez le estaban en cierto modo agradecidos porque les mantenía con vida. La familia Ovitz pensaba que viviría ya que Mengele les decía que tenía trabajo con ellos para veinte años. Había incluso quién decía que cuando Mengele estaba con "sus enanos" tenía mejor humor.
Otros no tuvieron la misma suerte. Otro enano, Alexander Katan, holandés, erudito, políglota, economista, empresario, preso número 13992 del campo de Mauthausen (Austria), fue objeto de experimentos médicos y cuando ya no fue útil, fue asesinado con una inyección letal el 27 d enero de 1943, por el Dr. Karl Gross. Su esqueleto fue preservado y enviado a la Facultad de Medicina de Graz. Su imagen y sus radiografías estuvieron expuestas en el Museo del campo de Mauthausen. Una acción internacional llevada a cabo por su hijo y por el Gobierno Holandés consiguieron la retirada de dichas imágenes. No obstante la universidad de Graz no ha sido capaz de dar información acerca del paradero del esqueleto de Alexander Katan. No obstante la lucha de su hijo continúa.
Alexander Katan con su familia |
Alexander Katan con su hijo |
Alexander Katan en el campo de Mauthausen (Austria) |
Información extraída de la obra: Giants. The Dwarfs of Auschwitz. Yheuda Koren. Eilat Negev.
Desde el punto de vista médico, la familia Orvitz sufría de seudoacondroplasia. La seudoacondroplasia es una enfermedad que se hereda de forma autosómica dominante. Aparece en 1/60000 nacimientos. Como rasgos más importantes tiene que la cabeza, tronco y orgános internos son de tamaño habitual, pero los brazos y las piernas son cortas. El defecto genético se identificó en 1995 por la profesora Jacqueline Hecht.
En el 80% de los casos el defecto aparece por una mutación genética no por herencia. No obstante un descendiente de una persona acondroplásica y de otra de talla habitual tiene un 50% de posibilidades de nacer con seudoacondroplasia.
No me imagino cuan terribles pudieron haber sido tantos experimentos a la véz, pero me alegra que hayan podido salvarse de la muerte, aunque también me indigna el hecho de que no hayan castigado al doctor Mengele por semejantes atrocidades.
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