Ningún europeo puede sentirse ajeno a lo que pudo suceder en una ciudad o pueblo de otro país aunque éste estuviera a miles de kilómetros de distancia.
La Europa de entreguerras fue un período muy tumultuoso. Con el recuerdo tan reciente del fin de la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles, el desmembramiento de los imperios Ruso, Alemán y Austro-Húngaro, y el nacimiento del comunismo soviético y del fascismo italiano y del nazismo alemán, la mayoría de países europeos optan por el establecimiento de regímenes conservadores y dictatoriales.
España en los años 30 constituye una rareza. En 1931 se había establecido la República Española que dotada de mecanismos y leyes democráticas ofrecía un futuro de libertad para los trabajadores. Por ello, tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936 contra la República Española, miles de mujeres y hombres de todo el mundo, vieron que la lucha en España era también la primera batalla europea contra el fascismo y el nazismo
Muchos de los brigadistas internacionales que vinieron a España a apoyar a la República Española, eran comunistas, otros eran socialistas y otros no tenían ningún tipo de afiliación política, pero vieron que la Guerra de España era la primera batalla contra el fascismo.
Mujeres y hombres de todo el mundo, combatientes y no combatientes, algunos que ya eran pareja, y entre ellos muchos profesionales sanitarios, dejaron familias, hijos, hogares e iniciaron el camino a una tierra desconocida. Se estima que el 15% de ellos eran judíos, porcentaje que ascendía hasta el 70% entre los brigadistas de profesiones sanitarias. Todos ellos vieron la lucha de España como un objetivo internacionalista que respondía a los ideales de solidaridad, libertad y fraternidad, y vinieron a España más como internacionalistas e izquierdistas que propiamente como judíos.
Sven Tuytens, corresponsal de la Televisión Pública Belga en España, que ya había desarrollado una gran labor de investigación sobre las así llamadas "Mamás Belgas" publica ahora un nuevo libro titulado "La larga guerra del sastre de Amberes", en el que abunda más sobre una de aquellas historias.
Las Mamas Belgas |
Las "Mamas Belgas" fueron un grupo de enfermeras en su mayoría judías, que originarias de Polonia y Ucrania, emigraron a Bélgica en busca de un futuro mejor y huyendo del antisemitismo de sus países de origen. Pertenecían a organizaciones izquierdistas y círculos culturales judíos, y respondieron a la llamada internacionalista para acudir en apoyo de la República Española. Tras su llegada a España trabajan en el Hospital creado con fondos del Partido Socialista Belga en la localidad valenciana de Ontinyent.
Allí en ese hospital, según se describe en el libro de Sven Tuytens, estas enfermeras llevan a cabo una labor encomiable. El devenir de la Guerra de España hace que el hospital se desmantele y que ellas salgan de España intentando regresar a Bélgica. La II Guerra Mundial y la invasión del Bélgica y Francia por las tropas nazis en 1940 las hace victimas de las políticas antisemitas llevadas a cabo por los ocupantes con la colaboración de las policías locales francesas y belgas. Muchas se integran en la Resistencia contra el invasor, y algunas son deportadas a los campos nazis, generalmente a Auschwitz y Ravensbrück, dónde la mayoría muere.
Sven Tuytens en su libro "La larga guerra del sastre de Amberes" cuenta la historia de una pareja de inmigrantes judíos polacos que tras establecerse en Amberes van a España a apoyar a la República Española. Él, Alter Szerman, como militar, participa en muchos combates: Ciudad Universitaria de Madrid, Brunete, El Ebro. Alter llega a ser teniente de la compañía Botwin, una unidad del ejército republicano formada enteramente por judíos. Ella, Adele Korn, es una de las enfermeras del Hospital de Ontinyent, una de las Mamas Belgas.
Tras la Guerra de España, Alter es llevado desde los campos de internamiento franceses de Argeles Sur-Mer, Gurs y Vernet, dónde comparte triste destino con los excombatientes españoles del ejército republicano y de allí es deportado a Djelfa, en Argelia, para ser empleado como mano de obra esclava en la construcción del ferrocarril transahariano. Posteriormente tras la invasión de los aliados Alter se incorpora al ejército británico.
De izquierda a derecha, el teniente Alter Szerman, y las enfermeras Janina Goldfinger, Adele Korn, y Ana Korn |
Ambos sobreviven y consiguen rehacer su vida en Bélgica.
Para más información se ruega consultar la siguiente página
Es una historia más de todas las memorias cruzadas que se cruzan y se entrecruzan en la Guerra de España, la resistencia europea contra el fascismo, los campos de concentración y exterminio y el Holocausto.