Milgram, Profesor de Psicología de la Universidad de Yale estudio el comportamiento de varias personas ante las órdenes recibidas por una autoridad.
El experimento consistía en aplicar unas falsas corrientes eléctricas a una persona cada vez que fallaba las respuestas a una serie de palabras. El verdadero objeto de investigación no era la persona que teóricamente recibía las descargas sino la persona que las aplicaba. Ambos estaban separados por una puerta y una pared y los cables que salían del aparato no llegaban a ninguna parte.
Las descargas eléctricas eran de intensidad creciente según fallaba más el teórico alumno, las descargas finales eran de una intensidad teóricamente letal. El "alumno" le decía al "profesor": Basta ya, no lo puedo aguantar, pare...........y al final incluso no hablaba, parecía que hubiera muerto.
Cuando el "profesor" se dirigía a los investigadores diciendo que podía ser peligroso, éstos le respondían de la siguiente forma: el experimento debe continuar.... nosotros asumimos las responsabilidades.
El aspecto más preocupante es que el 65% de todas las personas que actuaron como profesores aplicaron al "alumno" cargas eléctricas letales y tan siquiera se levantaron de la silla para ver el estado del "alumno".
Milgram estableció así que todos podríamos llegar ser de alguna forma perpetradores de cualquier tipo de crimen, siempre que otro asuma de alguna forma las responsabilidades: "yo hice lo que me dijeron, yo no sabía".
Este experimento hay que encuadrarle en un momento histórico concreto. Se llevó a cabo en 1963. Hay que recordar que en 1961 se había juzgado a Adolf Eichman por los crimenes del Holocausto. Eichman se aferró durante todo el juicio a la obediencia debida, a que sólo cumplía órdenes y a que no sabía nada.
Milgram se preguntaba: ¿cómo personas normales pueden llegar a cometer estos actos? y ¿como pueden vivir tranquilas?
Milgram define lo que se denominó desde entonces como "personalidad agéntica". El estado agéntico es la condición que liga a una persona con un sistema de autoridad mayor a la que obedece sin tener en cuenta sus propios valores. Actúas como te dicen aunque pienses que es malo, porque otro te lo dice y ya desde ese momento tú no eres responsable.
Yo no hice nada dijeron muchos:
- Yo sólo hice una ley.
- Yo sólo escribí un papel diciendo que tales personas debían ser concentradas en una plaza.
- Yo sólo metí a esas personas en un camión y las llevé a un tren.
- Yo sólo conduje el tren.
- Yo sólo metí a esas personas en una habitación.
- Yo sólo eché unos gránulos blancos a través de una chimenea. Nadie me dijo que había personas debajo.
- Yo no hice nada.
- Yo no maté a nadie.
- Yo solo cumplí órdenes.
La consecuencia es clara ¿podemos negarnos a hacer algo injusto? Tal vez merezca la pena desobecer algunas órdenes sí estas atentan contra nuestro sistema de valores y provocan el sufrimiento de otros. ¿Por que no decimos, simplemente? NO.
Esta película se une a otras en las que se ha intentado explicar el comportamiento humano y como nos podemos llegar a comportar en situaciones concretas.
La Ola, se basaba en un experimento real llevado a cabo con alumnos de Educación Secundaria en California. Como alumnos normales adoptan una serie de roles, mecanismos y rituales que llevan a excluir a otros.
El experimento, otra película, se basa en el clásico experimento llevado a cabo por el Profesor Philip Zimbardo, en Stanford. Se denomina: el experimento de la cárcel de Stanford. Zimbardo crea en 1971 los sótanos de la facultad de Psicología una especie de cárcel y distribuye entre unos alumnos los roles de preso y de carcelero. Al cabo de pocas horas todos han asumido su papel y los carceleros actúan brutalmente contra los presos, humillandoles y procurándoles todo tipo de vejaciones. Algunas de ellas en todo similares a las que sufrieron los prisioneros en las cárceles estadounidenses de Guantanamo y Abu Grahib. ¿Cómo puede ser posible que las imagenes sean tan similares con 30 años de diferencia? ¿Acaso cuando llega la hora de humillar a otro, el cerebro humano usa instintivamente los mismos recursos?
Hace pocos años, se rodó en Francia un documental que recreaba el experimento Milgram, pero con una gran diferencia, se trataba de un reality show. En este caso era el público, quien ajeno a las consecuencias animaba al "profesor" a seguir dando descargas eléctricas al "alumno". En este caso se une tanto la obediencia a la autoridad, la presión del grupo y la influencia de la televisión. Es escalofriante y nos avisa que todo puede volver a pasar. Todo depende de que haya un mensaje claro, alguien que decida por tí y que te dé ordenes y que las ejecutes sin pensar en las consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario