El pasado 1 de diciembre se inauguró en las Salas del
Canal en Madrid, la exposición Auschwitz. Se trata de una exposición
patrocinada por el Museo de Auschwitz y que saca del campo por primera vez más de 400 objetos reales.
Visitar la Exposición sobre Auschwitz es sumergirse en un
hecho reciente de la Historia Europea que ha condicionado el mundo en el que
vivimos.
Estas líneas no quieren ni pueden ser una guía a la
exposición sino una serie de apuntes concretos sobre una serie de historias y de objetos.
Fuera de la exposición hay un vagón de tren, similar al
utilizado por los nazis para llevar a millones de personas a la muerte. Al lado
del vagón el retrato de una niña. Se llamaba Settela Steibanch, uno de los
rostros del Holocausto, una niña gitana deportada desde el campo de tránsito de
Westerbork (Holanda) a Auschwitz.
Settela Steinbach |
Al visitante al entrar en la muestra lo recibe una sala
con un único zapato y restos de ruedas de trenes. ¿Por qué un zapato, por que
unas ruedas de tren?
El zapato significa una de los millones de personas que
pereció en el Holocausto. En el museo del campo de Auschwitz hay miles de
zapatos. Pero, pensemos ¿de quién sería ese zapato? ¿Cómo era su vida, sus
ilusiones, en que trabajaba, dónde vivía, como se podía llamar….? Probablemente
impresione mas hacerse esas preguntas que ver pilas de miles de zapatos que
intentan impresionar por la cantidad.
Y ¿por qué unas ruedas de tren? Sin los trenes, como
símbolo de modernidad, el Holocausto no podría haber sido llevado a cabo.
Auschwitz está en el centro de Europa, pueden confluir
allí las vías férreas que vienen de lugares tan alejados como Francia o Grecia.
Era relativamente fácil trasladar a miles de personas desde los campos de
concentración, guetos o campos de transito a los campos de la muerte.
Y ¿que fue Auschwitz? Auschwitz es el símbolo de la
maldad humana, un campo de concentración, trabajo y muerte. Un lugar dónde no sólo se
exterminaba a judíos, gitanos y prisioneros de guerra en cámaras de gas sino
mediante el trabajo forzado en la red de campos y subcampos que conformaba el
gran complejo de Auschwitz. Buna Monowitz, uno de los campos, era una gran instalación
petroquímica de las empresas IG Farben dónde se fabricaba gasolina y caucho
sintético.
La exposición sigue un recorrido marcado por las secuelas
de la I Guerra Mundial. Alemania sale de la guerra con una crisis moral, política,
económica y social. La hiperinflación es explicada en la exposición con una
serie de billetes de banco. Pensemos que una barra de pan valía 0,63 marcos en
1918 y que esa misma barra de pan término costando 201.000.000 millones de
marcos en 1923. Desempleo, pobreza, crisis económica son situaciones en espera
de un líder que arregle todos los problemas y de un enemigo común, de un chivo
expiatorio, en este caso los judíos que para los nazis eran responsables de la mísera
alemana y de todos los males de la Humanidad.
El odio se enseña, el odio era algo normal en la sociedad
alemana de la época. Fruto de ese interés por enseñar a odiar se nos presenta en la
exposición un juego de mesa llamado Juden Raus. El título no deja lugar a dudas
(judíos fuera). Ganaba el juego quién conseguía expulsar a los judíos de
Alemania y quedarse con sus bienes.
Pero no sólo se enseña a odiar jugando sino también leyendo
y en la escuela. Al lado del Juden Raus hay un ejemplar del libro escolar
El Hongo Venenoso que contiene muchos
estereotipos que ilustran a los jóvenes sobre lo que es bueno y lo que es malo,
lo puro y lo impuro, y lo judío y lo ario.
El médico judio y la joven aria |
Los que hemos tenido la ocasión de poder tener en
nuestras manos estos libros hemos sentido una sensación difícil de explicar:
libros para enseñar a odiar, juguetes para odiar. ¿Qué sentiría el maestro que
comentara el libro con sus alumnos? ¿Y el padre, que jugaría con sus hijos a
expulsar judíos?
Otro elemento que más adelante puede llamar la atención
es la bata de un médico. ¿Por qué un médico nazi? Los médicos fueron el colectivo
profesional alemán mas implicado en el nazismo
y en el Holocausto. Los médicos primero esterilizaron a las personas
discapacitadas y posteriormente les asesinaron en cámaras de gas. George Renno,
médico del centro de exterminio de enfermos de Hartheim, y dueño de la bata que
se expone dice lo siguiente para justificar su colaboración en la matanza de
los más débiles:
“ No quisiera clasificar los hechos
ocurridos en Hartheim con categorías como el Bien o el Mal, ya que éstas
cambian a lo largo de la vida. No por el Bien o el Mal en sí, sino porque no
está claro lo que es justo y lo que no lo es. En medicina las cosas cambian
mucho; lo que hoy puede considerarse negativo mañana puede ser positivo. Yo
personalmente tengo la conciencia tranquila. No me siento culpable como se
sentiría la persona que dispara y mata a alguien. Después de haber visto morir
a los enfermos tengo que decir que aquello no fue una tortura, sino más bien
una liberación., aunque esto habría que afirmarlo con muchos matices. Se
cometieron muchos errores, por supuesto, pero nunca hice nada intencionadamente
que fuera en perjuicio de los enfermos… Estoy a punto de morir y de comenzar el
viaje a la eternidad. Me siento tranquilo y relajado. No hay nada de lo que
tenga que arrepentirme… No sentía nada en especial porque pensaba que la muerte
era una liberación para ellos y porque el método elegido les deparaba una
muerte dulce. Lo que más me incomodaba es que se hiciera en grupos de unas
cuarenta personas. Yo hubiera considerado más adecuado introducir a dos o tres
enfermos en la cámara de gas, y una vez que estuvieran cómodamente sentados o
tumbados, hubiera introducido el gas letal para que murieran en paz”.
Se estima que Georg Renno entre 1.940-1.944, participó en
la muerte de al menos 28.000 discapacitados.
Otros elementos de la exposición pueden parecer
accesorios pero que son claves son los protocolos de la Conferencia de Wannsee.
En ella se ultimaron los detalles logísticos del exterminio de los judíos europeos.
Un pequeño video de 1 minuto y 40 segundos sobre la
matanza en Liepaja (Letonia) contiene unas de las imágenes más perturbadoras a
las que se puede asistir y aunque duro es probablemente la única forma de
representar otras del las fases del Holocausto, el así llamado Holocausto por
balas.
En el video se ve la matanza a plena luz del día de un
grupo de judíos por parte de alemanes, civiles y milicia local. Se pueden ver
los tres actores del drama: victimas, perpetradores y testigos. Niños de
pantalón corto asisten al asesinato como si de un espectáculo se tratara. Las imágenes
ejemplifican la labor de los Einsatzgrüppen, tropas móviles que iban tras el
ejército alemán limpiando el territorio de judíos y de opositores políticos. Se
estima que con este sistema se eliminó en torno a 2 millones de judíos y de
gitanos.
Pero ese sistema tenía varios problemas: poca distancia
entre víctima y perpetrador y en palabras de Himmler no era un método humano ….para
los perpetradores. Había que buscar métodos más humanos (para los verdugos),
más rápidos y más baratos. Por ello se volvió la mirada a la matanza de los
enfermos en las cámaras de gas y se aplicó el mismo sistema en los campos nazis
de la muerte. Se trasladaba a las personas, se les decía que iban a recibir una
ducha, se les asesinaba con Zyklon B (a diferencia de los enfermos que se les
mataba con Monóxido de Carbono) y se quemaba sus restos en hornos crematorios.
Día y noche miles de personas eran llevadas a los campos
de exterminio como Auschwitz y en el andén les recibía un médico, quien
dictaminaba según el aspecto de la personas si podría ser útil como un
trabajador esclavo o directamente era encaminado a la cámara de gas.
En la exposición se ve un par de botas negras,
relucientes, una de las cosas que recuerdan los sobrevivientes. Para algunos
fue prácticamente una de las últimas imágenes. Posiblemente las botas de un
medico de las SS.
A la vez que algunos médicos y oficiales de las SS hacían
esa selección otro grupo de los mismos verdugos a escasos 30 km de Auschwitz,
en Solahutte, se relajaba y descansaba
de esa labor. Hay en la exposición una serie de fotos tomadas prácticamente en
los mismos días que ilustran ese mundo sin sentido. A la vez que unos eran llevados
a las cámaras de gas otros se relajaban, reían, cantaban o se ponían tristes
porque se les había acabado una bandeja de grosellas. Algunos de los que
aparecen en las fotos eran médicos de las SS.
Es muy turbador ver lo que estaba
sucediendo prácticamente a la vez.
Los médicos nazis en los campos no desempeñaban la función
de médicos. Los prisioneros no tuvieron
ningún tipo de atención médica. La labor de los médicos consistía en la selección
de personas para la cámara de gas y velar para que no aparecieran epidemias. Seleccionaban
a barracones enteros de prisioneros para ser asesinados y así parar la
extensión de enfermedades contagiosas. Algunos médicos utilizaron a los
prisioneros para crueles experimentos médicos.
En la exposición se ven algunos
retratos de los mismos así como una camilla ginecológica y una serie de
instrumentos quirúrgicos que no fueron utilizados para hacer el bien sino para
procurar dolor y sufrimiento.
Y los objetos cotidianos: brochas, peines, objetos de tocador, menaje de cocina, maletas. Se les decía que iban a ser llevados hacia el Este a trabajar y que sólo cogieran 25 kg. ¿que meteríamos nosotros en una maleta de 25 kg? Algún libro, fotografías de nuestros seres queridos....cada objeto nos cuenta una historia y nos habla de una persona, de 6 millones de veces una persona.
El último panel de la exposición contiene información sobre los republicanos españoles deportados a los campos nazis. Hubo españoles en todos los campos nazis, aunque el más conocido sea el de Mauthausen. No olvidemos que los campos nazis son también parte de nuestra historia como españoles y como europeos. Es un tema que ha de ser conocido en toda España. 10000 españoles piden que se les recuerde como víctimas del nazismo, del Holocausto y del abandono de su propio país que en 1940, ya bajo la dictadura de Franco, quien dijo que no había españoles fuera de España, y así les llevó a la muerte.
FELICIANA PINTOS NAVAS.
(El Barraco Avila,
1914-¿1996)
Sobreviviente de Auschwitz, Ravensbruck y Mauthausen |
No hay en la exposición ni una sola imagen de cadáveres. Esa
no es la forma de enseñar ni de aprender sobre el Holocausto. A esas personas
no les gustaría que se les recordara como algo sin vida, sino como lo que eran:
seres humanos como nosotros, con deseo de ser felices, de reír, de trabajar y
de amar.
El visitante es despedido con un audiovisual que a buen
seguro provocará alguna lágrima y en el que se ven a familias judías y gitanas;
pobres, ricas, religiosas y no religiosas, que vivían en el campo o en las
ciudades, gente como tú y como yo, que tenían una vida, que querían seguir con
la vida y que la intolerancia, los prejuicios y sobre todo la indiferencia no
se lo permitió. El titulo del audiovisual no deja lugar a dudas: “Lo que se
perdió”.
Te están diciendo: eres como nosotros, mira lo que nos pasó y que también a tí te puede pasar si triunfa el odio y todas las intolerancias, el odio al otro al diferente ya sea gitano, judio, musulmán, emigrante, pobre, enfermo, anciano, alto, bajo, sordo, ciego...
«Pensad que esto ha sucedido: Os encomiendo estas palabras. Grabadlas en vuestros corazones Al estar en casa, al ir por la calle, Al acostaros, al levantaros; Repetídselas a vuestros hijos. O que vuestra casa se derrumbe, La enfermedad os imposibilite, Vuestros descendientes os vuelvan el rostro...». Primo Levi
"Sucedió, y por tanto puede volver a suceder" Primo Levi
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