Ser doctor en cualquier disciplina significa que se ha alcanzado y demostrado una suficiente madurez investigadora y que tanto se puede ejercer la docencia como la investigación.
Cualquier doctor sabe que su camino hasta llegar a serlo ha estado lleno de sinsabores y de trabajo. Que duda cabe que cualquier tipo de investigación y más sí se lleva a cabo con seres humanos ha de cuidar exquisitamente muchos detalles y cumplir todos las cuestiones éticas que dicta tanto la propia ética como la legislación de cada país. Todos sabemos lo tedioso, pero necesario, que pueden llegar a ser los trámites para poner en marcha cualquier investigación. Evidentemente siempre se nos supone que hay un principio de beneficencia, de no maleficencia y de justicia y que por supuesto el investigador no se va a aprovechar de los datos para su propio beneficio a costa de conculcar los derechos de las personas.
Recientemente, El Pais, se ha hecho eco de una tesis doctoral, realizada a partir de datos obtenidos de tatuajes de prisioneros en el campo de concentración nazi de Buchenwald. El autor de dicho trabajo, Eric Wagner, trataba de alguna forma de inferir a partir de los tatuajes los posibles rasgos criminales de los "sujetos de experimentación. Parece ser que a partir de sus observaciones ninguno de las personas examinadas sobrevivió y que los tatuajes les fueron arrancados.
Nos puede parecer algo totalmente perverso, pero no es la tesis más perversa realizada por los médicos y enfermeras nazis.
En el campo de Ravensbrück se llevaron a cabo experimentos quirúrgico para ver el mejor método de curar las heridas de guerra. Para ello se tomó a un grupo de mujeres polacas miembros de la Resistencia y los médicos nazis les produjeron artificialmente heridas en las piernas que de alguna forma remedaran las heridas del combate. Periodicamente se las contaminaban con tierra, agua estancada, fragmentos de cristal e incluso orina. Les extirparon los tendones así como fragmentos de hueso. Era tal la dificultad que tenían para andar que lo hacían a saltos y por ello eran llamadas "kaninchen" (conejitos). Una de ellas declaró en el Juicio de Nuremberg contra los médicos en 1947.
Los datos obtenidos de esta forma tan terrible sirvieron para llevar a cabo una tesis doctoral y asi un médico alcanzara el grado de Doctor, Ludwig Stumpfegger.
Ludwig Stumpfegger (centro de la foto) |
Memorial a las victimas polacas de los experimentos médicos en Ravensbrück |
Otra tesis también que se puede calificar de terrible fue la que llevó a cabo la enfermera Eva Justin. Ella trataba de demostrar la imposibilidad de "reeducar a los hijos nacidos de matrimonios mixtos de gitano y no gitano". Para ello observó de forma sistemática a un grupo de niños en el orfanato de Mulfingen (Saint Josefsplegue). Concluyó su estudio diciendo que eran irrecuperables. Los 44 niños fueron llevados desde el orfanato católico hasta el campo de Auschwitz donde 40 de ellos fueron asesinados en la cámara de gas. Eva Justin con esos datos obtuvo el grado de Doctor.
Eva Justin |
Video sobre los niños de Saint Josefsplegue.
Cualquier investigación ha de incorporar los más altos estandares éticos. Durante el nazismo algunos medicos se aprovecharon de su situación para obtener de forma no ética datos útiles para sus investigaciones. Es otra lección más de esa época oscura.
No olvidemos. No vivamos en el odio, en el rencor... de acuerdo pero no olvidemos.
ResponderEliminarCorreremos el riesgo de repetir cegueras, de no aprender de lo vivido por otros, de llegar tarde a poner remedios, a prevenir desastres.
El saber no lo justifica todo.
Los límites a nuestros actos nos humanizan, más, incluso, cuando no nos son necesarios.
Felicidades Amigo y gracias por recordarnos ciertas cosas.
Un abrazo
Este blog es cientifica y humanamente necesario e imprescindible, y hoy en dia mas, para la Medicina y para la sociedad.
ResponderEliminarEs la gran leccion de la vida y de la historia que nos legaron a toda la humanidad, tantas victimas inocentes con su infinito sufrimiento, sobre todo para que no se vuelva a repetir.
Gracias.