Siempre las guerras y los conflictos humanitarios sacan lo mejor y lo peor del género humano.
Como decíamos en otras entradas anteriores, el Sur de Francia se convirtió tras el fin de la Guerra Civil Española en un lugar que acogió a miles de españoles. Las autoridades francesas sorprendidas e incapaces de manejar aquella catastrofe humanitaria establecieron espacios rodeados por alambradas para poder acoger a aquella marea ingente de españoles que huían.
Era obvia la aparición de epidemias debido a las inexistentes condiciones higiénicas de aquellos campos improvisados. Personas como Elisabeth Eidenbenz, junto con organizaciones de cuáqueros, Cruz Roja y el Servicio Suizo de Socorro intentaron hacer lo que la República Francesa no hacía.
Por azares del destino aquellos campos (Rives-Altes, Gurs, Argeles, Barcarés...) son el símbolo europeo de las memorias cruzadas. En aquellos campos coincidieron españoles republicanos, ex-combatientes extranjeros de las Brigadas Internacionales que habían luchado en España, apoyando al régimen democrático, pacifistas, gitanos y judíos.
Los judios, sobre todo alemanes, llegaron a Francia huyendo de las medidas antisemitas aplicadas tanto en Alemania como en otros territorios ocupados por Alemania.
Se juntaron en aquellos campos todos los que huían, los indeseables, como eran llamados por un político francés. Las memorias se cruzan y se entrecruzan.
Otra de las personas de las que se debe enorgullecer la Humanidad es Friedel Bohny-Reiter (1912-2001). Era una enfermera de origen austríaco perteneciente a la Organización Socorro Suizo a los niños (dedicada a la atención de los niños españoles en la Guerra Civil).
Friedel Bohny Reiter. Fuente Museo del Holocausto de Washington |
Ella no pudo permanecer ajena a aquel sufrimiento y ayudó de la forma que pudo a las personas que estaban en los campos, sobre todo en Rives-Altes. Escondió niños, pasó comida de contrabando al campo, creó con su futuro marido varias casas de acogida para éstos niños que suponían un pequeño parentesis en toda aquella barbarie.
Friedel Bohny Reiter con niños españoles en el campo de Rivesaltes. Fuente Museo del Holocausto de Washington |
Fue reconocida como Justa entre las Naciones por el Estado de Israel.
Recientemente se ha publicado la noticia acerca de la creación de un gran memorial en las ruinas del campo de Rives-Altes. Es un verdadero símbolo europeo. Es un lugar que recuerda a la intolerancia, a la lucha contra los otros. En un primer momento acogió a refugiados en los años 1939-1945. Para los judíos fue un lugar de tránsito hacia las cámaras de gas del campo de Auschwitz. Posteriormente acogió a prisioneros de guerra. En la década de los 50 acogió a los Harkis. Estos eran los argelinos que colaboraban con el gobierno y la administración francesa en Argelia.Con la independencia de Argelia tuvieron que huir a Francia. Años después fue un centro de internamiento de inmigrantes.
Hoy del antiguo Rives-Altes sólo quedan restos de los barracones, y alambradas. Es una planicie entre el mar y la montaña barrida por fuertes vientos.
Varios monumentos recuerdan al visitante que su memoria y su historia como español, judío, alemán, francés, gitano o argelino está también aquí.
Memorial de los judíos |
Memorial de los gitanos |
Memorial de los Harkis |
Memorial de los españoles |
Rives-Altes es un compendio de intolerancias y merece ser un lugar de visita obligada para todos los españoles, para todos los europeos y para todos los demócratas.
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